La esquizofrenia afecta al 1% de la población mundial, en España supone al menos 300.000 casos. Se ha investigado mucho sobre esta enfermedad. Se da por sentado que la esquizofrenia tiene una base genética ya que se hereda en un 80% de los casos. Gracias a este nuevo estudio sabemos que la función de dos genes como el Nrg1 y ErbB4, tiene relación con la esquizofrenia.
El equipo de investigadores dirigido por Oscar Marín y Beatriz Rico del Instituto de Neurociencias, ha analizado el patrón de expresión genética de Nrg1 y ErbB4. En este estudio se ha visto que la proteína Nrg1 (neuregulin) y su rececptor el ErbB4 controlan el desarrollo de los llamados circuitos cerebrales inhibitorios en la corteza cerebral de los mamíferos.
Son necesarios para modular el nivel de actividad de otras neuronas. De esta forma se abre una nueva perspectiva sobre el papel de estos genes en los orígenes de la esquizofrenia.
El equipo, dirigido por Oscar Marín y Beatriz Rico del Instituto de Neurociencias, ha analizado el patrón de expresión genética de Nrg1 y ErbB4, y desactivado o intensificado la expresión genética, en ratones transgénicos. Sus resultados muestran que ErbB4, probablemente mediada por Nrg1, regula la conectividad de ciertas clases de interneuronas cuya actividad depende del neurotransmisor GABA.
Oscar Marín explica:
“por nuestras investigaciones anteriores ya sabíamos que estos genes eran muy importantes para el desarrollo temprano de las neuronas inhibitorias de la corteza cerebral. Ahora hemos descubierto que no sólo juegan un papel importante en las fases iniciales del desarrollo, sino que también son responsables de que sean capaces de conectarse con otras neuronas”.
Beatriz Rico añade :
“La corteza cerebral es la región más compleja de nuestro cerebro y responsable de nuestra capacidad de razonamiento, del lenguaje y del comportamiento social. Su funcionamiento depende de las conexiones neuronales, las sinapsis, que pueden ser de dos tipos, excitadoras o inhibidoras, según activen o detengan la actividad neuronal.
Estos dos genes permiten la formación de conexiones entre neuronas inhibidoras y excitadoras y son necesarios para que las interneuronas reciban las conexiones excitadoras. “Por ello, si se pierde la función de estos genes, por ejemplo por una mutación, la corteza cerebral pierde inhibición, lo que da lugar a importantes desajustes funcionales”.
En varios estudios se ha asociado Nrg1 y ErbB4 con la esquizofrenia, pero hasta este momento no se sabía de forma clara como estas proteínas participan en la progresión de la enfermedad.
Oscar Marín y Beatriz Rico han contado con la colaboración de la Universidad de Castilla la Mancha y la Universidad de California en Davis. Este trabajo abre nuevas esperanzas para la investigación en el diseño de nuevos fármacos más específicos para la esquizofrenia.